martes, 15 de diciembre de 2009

APRENDIZAJE Y COMPETENCIAS

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?

Desde mi particular punto de vista y con las ideas expuestas en el artículo “El aprendizaje y el desarrollo de competencias” de Xavier Vargas (2005), la respuesta a la pregunta planteada es negativa, debido a que: El aprehendizaje, es más bien un proceso adaptativo mediante el cual, construyendo el conocimiento de la realidad, del mundo, el sujeto se construye a sí mismo como ser humano, siempre reorganizando -en todo momento- la propia estructura cognitiva desde donde continuará readaptándose indefinidamente a través de sus propios procesos de asimilación y acomodación.

Resulta interesante retomar lo que Vygotsky afirma respecto a este tipo de aprendizaje social, en realidad es lo que nos lleva al desarrollo cognoscitivo. Este concepto es lo que él llama la “Zona de Desarrollo Potencial”. Es decir, la distancia (diferencia) entre la capacidad actual de un alumno para resolver un problema independientemente, y lo que el mismo pudiese hacer a través de un proceso de ayuda bajo la supervisión de un adulto o la colaboración de un compañero más capaz. Una característica esencial del aprendizaje es que, éste, estimula una variedad de procesos de desarrollo interno que funcionan solamente cuando el niño trabaja activa y recíprocamente con los adultos en su ambiente y cuando colabora con sus iguales. Por lo tanto, la gama de habilidades que se puede desarrollar bajo la tutela de adultos o la colaboración de pares se exceden a lo qué se puede lograr aisladamente. Queda por implícito que el desarrollo completo de la Zona de Desarrollo Potencial del niño depende íntimamente de su interacción e integración social completa.

Es por esto que no se puede tomar al aprendizaje como algo insustancial que se genera, sino como un proceso de construcción, a través de la motivación e interés por aprender, del conflicto cognitivo y de la reorganización de sus esquemas (relación de asimilación y acomodamiento de los conocimientos nuevos con los viejos), de la movilidad de la información, discusión, análisis, de la interpretación de la realidad planteada, el descubrimiento de las causas-efectos de fenómenos y de la posición crítica del sujeto cognoscente. Es decir, un aprendizaje que genera competencias a través de la acción pedagógica, disciplinaria con relación social, no podría ser evaluado con unas simples preguntas, como comúnmente ocurre en el aula. Es fundamental planear y estructurar estrategias de evaluación para evaluar cada uno de los momentos del proceso en que se va desarrollando el aprendizaje. Tomando en cuenta que la adquisición y la retención de conocimientos son el producto de un proceso activo, integrador e interactivo entre el material de instrucción y las ideas pertinentes en la estructura cognitiva del estudiante con las que las nuevas ideas se pueden enlazar de maneras particulares.

Es importante que cómo facilitadores, en esa interacción tan mencionada, propiciemos los conflictos cognitivos en el alumno para lograr los propósitos que se desean alcanzar.

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